Silencio
que con tu mirada riegas mis oídos
con las palabras más hermosas.
Por eso cállate.
Silencio
que con tu aliento me ahogas
cual melodía de sirenas.
Por eso cállate.
Silencio
que con tu voz me distraes del exterior,
siendo un muñeco más en tu llavero.
Por eso cállate.
Silencio
que con tu sabor dilatas mis pupilas
convirtiéndote en luz.
Por eso cállate.
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